Crónica
Todos en el barrio sabían de ella: una vieja casita, con pintura algo desgastada y ventanas que ocultaban el oscuro secreto que dentro de ella había, nadie sabía quién la había construido, mucho menos porque siempre terminaba vacía. Los vecinos suelen llamarla “la casa maldita del callejón”. Durante algunos años, demasiadas familias intentaron tratar de vivir allí, pero nadie duraba más de una semana. Algunos se iban en plena noche, sin importarles sus pertenencias, nadie decía con certeza lo que ocurría, simplemente eran incapaces de emitir palabra alguna. Un martes al medio día, una camioneta negra se estacionó frente a aquella casa. De ella bajo una chica con un niño pequeño. Parecían tranquilos, ajenos a las miradas que les lanzaban desde las ventanas vecinas. Ella tenía una linda sonrisa en su rostro, mientras él, a comparación se veía bastante serio, para tener 5 años de edad. En esa noche, las luces del pasillo de aquella casa estuvieron encendidas hasta tarde. Algunos veci...